(Texto de elpais.com)
El cielo y el infierno, el ángel y el demonio, el más atractivo y el más odiado, Dirk Nowitzki y LeBron James, Dallas Mavericks y Miami Heat. Los Mavericks se consagraron por fin como campeones de la NBA por vez primera en su historia y lo consiguieron ganando por 95-105 en la cancha de Miami, el equipo del Big Three, de las tres súper estrellas, LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh. Dallas puso el definitivo 4-2 en la serie final y se tomó la revancha de la final de 2006 que perdió precisamente ante Miami.
MIAMI, 95 - DALLAS, 105
MIAMI: Chalmers (18), Wade (17), LeBron James (21), Bosh (19), Anthony (0) -equipo inicial-; Haslem (11), Miller (0) y Howard (0).
DALLAS: Barea (15), Kidd (9), Marion (12), Nowitzki (21), Chandler (5) -equipo inicial-; Terry (27), Stevenson (9), Mahinmi (4) y Cardinal (3).
Parciales: 27-32, 24-21, 21-28 y 23-24.
American Airlines de Miami. 20.003 espectadores.
Dallas vence por 2-4 y se proclama campeón por primera vez en su historia.
La última victoria de Dallas fue la más amplia en una de las series finales más apretadas de la historia, con tres partidos decididos por menos de tres puntos. El último encuentro, sin embargo, fue nítidamente ganado por Dallas, con una lección de baloncesto dinámico, ofensivo, inteligente y con muchos recursos, un juego de equipo. Y el último partido de la temporada fue una demostración palpable de esa capacidad para jugar en equipo porque su gran figura, el indiscutible MVP de la final, Dirk Nowitzki, no cuajó precisamente su mejor actuación.
Un diez para Terry y Barea
El jugador alemán concluyó con 21 puntos y un magnífico quehacer en el último cuarto, en el que anotó 10 puntos, pero antes falló mucho. Compareció en el último cuarto con 11 míseros puntos y su serie final en el tiro fue de 9 canastas de 27 intentos. Pero nunca se escondió y asumió la responsabilidad y se entonó cuando más se necesitaba. Sus compañeros, en especial Jason Terry, José Juan Barea y Tyson Chandler le enmendaron la plana el resto de los minutos.
El base portorriqueño, Barea, titular junto a Kidd, revolucionó el ritmo de juego y sumó 15 puntos en momentos importantes. Terry, con 27 puntos, estuvo demoledor con su tiro y con su determinación. Y Chandler fue el bastión que necesitaban los Mavericks cerca del aro para hacer prevalecer su potentísimo juego exterior.
Tres figuras cohibidas
Frente a ello, el Big Three de Miami actuó más cohibido que nunca. El vilipendiado LeBron James empezó muy bien con nueve puntos sin fallo, casi de corrido y puso a Miami con un 20-11 de entrada. Pero poco a poco se fue diluyendo, al igual que Dwyane Wade, mientras que Chris Bosh hizo lo que pudo.
LeBron acabó con 21 puntos, pero sumó seis pérdidas de balón. Esta vez, al menos, estuvo algo mejor, no mucho más, que en los anteriores últimos cuartos y sumó siete puntos. Pero le tembló el pulso, al igual que a Dwyane Wade, que acabó con 17 puntos, cinco pérdidas y una serie de 6 de 16 en el tiro. Lo peor fue la impotencia que reflejó el Big Three en los compases finales del encuentro.
Dallas dominó por completo el último cuarto en el que alcanzó una renta de 12 puntos (77-89) a ocho minutos para el final. A partir de ese momento, Miami apenas tuvo nada que decir a pesar del apoyo de su público y de que llegó a reducir la desventaja a siete puntos (87-94). Pero no se le adivinó ni fe en sus posibilidades, ni recursos, ni siquiera determinación y asunción de responsabilidades en las acciones más decisivas a pesar de contar con LeBron, Wade y Bosh. Su inferioridad fue manifiesta; su fracaso, rotundo.
Fiasco Lebron
LeBron, a sus 26 años, pierde su segunda final y continúa a la búsqueda de su primer anillo, su única motivación y la razón por la que el verano pasado decidió abandonar a su equipo de siempre, Cleveland Cavaliers, y fichar por Miami Heat.
Culminación para Dirk
El título, para Nowitzki, supone la culminación de una sensacional carrera en la que ha sido el alma de los Mavericks. A punto de cumplir 33 años le faltaba un gran triunfo. Con la selección alemana perdió la final del Europeo ante Grecia en 2005, y un año después perdió también la final de la NBA contra Miami. El anillo corona por fin una trayectoria extraordinaria, la de un jugador que ha sido diez veces All Star, MVP de la temporada en 2007, que ha estado cuatro veces en el quinteto ideal de la NBA, también MVP del Mundial de 2002 en el que fue medalla de bronce con la selección de su país. Le faltaba al menos un título, un anillo, un premio gordo que hiciese justicia a su enorme categoría y a sus méritos, al fin lo ha conseguido.
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