DUNA 54 LUA 53: ERES INJUSTA Y FRÍA

La crónica del LUA, por José David M.G. Fotos de Lola Gómez


Quedan 5 segundos. Te tengo en mi poder. El oponente me supera por el momento porque me he relajado y le he dejado que se imponga. Pero ahora nadie puede arrebatarme tu preciado tacto, tu magnífica presencia. Sí, eres volatil, sé que te puedo perder pero en este momento eres mía y dependes de mí. Tan sólo tengo que cruzar el sendero que me separa de la gloria, pero también de lo desconocido, de los brazos de esa suerte que siempre me ha sido esquiva. Salto un obstáculo, otro, uno más. Estoy a punto de llegar a ese destino. Pero no. Se para el tiempo. Justo en este momento se interpone alguien que me dobla en estatura. Somos como David y Goliat, pero esta vez el cuento no acaba bien. Goliat me quita del camino con un empujón que  lo ha visto todo el mundo. Todo se acaba. Y me aparta de mi sueño. Y la rabia me inunda mientras contemplo como mis adversarios celebran mi caída. Y me rebelo enérgicamente pero ya nada se puede hacer. Casi nadie en la Historia ha podido hacer nada contra la Autoridad, y yo no voy a ser menos. Soy como Espartaco. He llegado más lejos que ningún otro contra el poder establecido pero el fin es el mismo: derrota. Ya no me puede consolar nadie. He luchado todo un partido contra las adversidades, contra el rival e incluso contra mí mismo. Pero no he podido saborear las mieles del triunfo. No he podido contra los factores que no puedo controlar. Es la victoria del de siempre. Del Poder contra el que nada sirve. Por mucho esfuerzo que haya realizado, por mucho que quiera ya no se puede cambiar el destino. Aunque  esto lo haya visto todo el mundo, aunque la mismísima esposa del Poder reconozca que llevo razón. Ya no sirve de nada porque todo el trabajo realizado durante largo tiempo para llegar hasta aquí se ha ido al garete en 5 segundos.


Sigo pataleando, protesto, me niego a que las cosas se queden así. ¿Pero de qué sirve? El Poder me desprecia. Si no le dirijo la palabra me castiga. Y si lo hago es aún peor. Soy un simple esclavo del mismo, que debe acatar cuanto diga y haga aunque sus actuaciones sean dignas al menos de cuestionarlas. Pero al Poder no se le cuestiona, ni se le mira. Es algo que hay que asumir. Cuanto más se dirige uno a él, peores son las consecuencias. ¿De qué sirve tanta queja? De nada, sólo para que todos los que esperaban tu caída se relaman viendo como sufres. Que disfruten con ello y encima te insulten por quejarte. Arrieros somos y en el camino nos encontraremos.

Sin embargo, aunque cuestione al Poder he de ser sincero conmigo mismo. He luchado como hacía mucho tiempo. Me he dejado el aliento estando en desventaja con el rival. He ido ganando durante toda la batalla... pero he perdido la guerra. He sido incapaz de acabar con el enemigo cuando lo tenía contra las cuerdas. Cuando había visto el miedo en sus ojos y el temblor de sus manos. Muy pocos adversarios han conseguido que reluzcan sus debilidades como yo. Pero lo he perdonado. Un error que cometo con demasiada frecuencia. No puedo fallar 8 puñetazos sin interponerse el oponente. No puedo estar tan nervioso en momentos cruciales. No puedo rebelarme contra el Poder sabiendo que las consecuencias siempre son las mismas. Sabiendo que no puedo más que perjudicarme. Sabiendo que no voy a ganar nada con ello. Debí centrarme en mí mismo, seguir luchando como lo estaba haciendo y olvidarme de todo lo demás. Un mínimo detalle, un suspiro más aguantando como lo estaba haciendo me hubiera llevado en volandas hacia el triunfo. Me venció el cansancio, la queja, la falta de machacar al rival, no sé... Me derroté yo mismo. Derrota, eres injusta y fría.

Dejando la literatura, ya nada se puede hacer. Hemos dicho adiós al playoff con la cabeza muy alta después de realizar un partidazo. Nada más que felicitar al adversario y resaltar los puntos positivos, que han sido muchos. Empezando por el compromiso demostrado por los 8 jugadores que fueron a San Pedro madrugando un domingo a las 7 de la mañana. Punto y aparte para Carlillos Navarro y sus lágrimas de rabia al final del partido, y para Lola. Gente como ellos hacen que uno se olvide de todas las críticas que recibe, que son muchas, y se quede con los detalles sentimentales aunque sean menos. Siguiendo por "el presi" y volviendo de nuevo a los titanes. Con 5 hombres aguantamos los últimos minutos de partido. Tres estaban eliminados por quinta falta. Con dos técnicas y una antideportiva en contra seguimos dentro y a punto de vencer hasta el final. 

No me quedo con lo del final, eso es para otros más preocupados de la crítica ajena y de la estrategia fuera de la cancha, con la palabra desde sus blogs. El LUA no es eso, aunque muchos lo quieran pintar así. El LUA es compromiso, esfuerzo, sacrificio, veteranía y aprendizaje continuo.

El LUA es Domingo y su corazón rojinegro por el que se deja los tobillos, los dedos, la voz y el mismo corazón. El LUA es Santi y su impotencia por no poder estar ayudando a ganar desde un hospital. El LUA es Jose y su rabia por no poder jugar a causa de un maldito e inoportuno esguince. El LUA es Erre y su magnífica calidad, su saber leer el juego y su fabulosa actitud por y para el equipo. El LUA es Paco Valera. Un ejemplo para esos chavales de 18 años que serán el futuro del club, aunque algunos lo quieran tildar de Bin Laden para arriba. El LUA es Juan a sus 44 años haciéndose un coloso debajo del aro sin que nadie pueda pararle, ni sus propios pulmones. El LUA es Rafa que vuelve después de un año sin jugar y es el primero que se levanta del banquillo, anima y se deja hasta a su propio retoño de meses por el basket. El LUA es Juanda que se pone de entrenador si es preciso. El LUA es Juanfra y su manera de entender el baloncesto, sus ganchos y sus rebotes. Es Fran Casal y Miñarro. El LUA es Dani, futuro crack baloncestístico, y su cambio de actitud, ejemplo a seguir. El LUA es Carlos y su lucha contra hombres que le sacan 3 cabezas sobre la pista, y da la talla pese a ello. El LUA es Alvaro y su aprendizaje, su buena actitud, su progresión entreno a entreno. El LUA son todas esas mujeres, amigos e instituciones que se molestan por ayudarnos, por estar ahí. ESO ES EL LUA, DIGAN LO QUE DIGAN LOS BLOGS. El LUA es decir que yo soy el primer culpable de si alguna vez ha tenido mala imagen este equipo por la maldita Red, y también el primero de todo lo contrario, si ha conseguido ser el equipo "más mediático" de la Segunda, como dicen. El LUA somos todos. Es un sentimiento.

¡LUA!